domingo, 28 de julio de 2013

Tartaletas de lima, con descanso estival.


¡Me voy de vacaciones!!!!! ¡Ole! ¡Ole! y ¡ Oooooooooooooooole!!!! (aplausos, ovaciones y pañuelos blancos)


Ha llegado, el fin de julio está aquí y empieza el mes de agosto. Esperado y ansiado por media España y parte del extranjero, ¡sí señor!! ¡Nos vamos de vacaciones!!. Algunos todo el mes, algunos unos días, algunos con maletas (la mía de piel y el biquini de rayas, que pa eso soy Eva Mª; ¡ que no se diga!!) y otros sin moverse de casa, pero ¡tooooodos de vacaciones!!


Para despedirme hasta el mes de Septiembre, quería una receta, fácil, sencilla y con su punto de verano. Y no digáis, que la lima, no tiene su punto, ¿eh?: los mojitos... (no digo más ^-^). Y yo no sé vosotros, pero yo, es oír mojitos y asociarlo al verano. Verano, limas, mojitos.... Bueno, ya, ya. Que me voy del tema, que esto son tartaletas, no mojitos...


La receta es del libro de Marian Keyes: Salvada por los pasteles. Creo que ya es la tercera o cuarta receta que hago de ella, pero es que ¡me encanta!!.

¡Así que vamos con ella!:

Para 6 minitartaletas.



Masa quebrada básica:

- 170 gr. de harina.
- Una pizca de sal.
- 100 gr. de mantequilla fría y en dados.



Para el relleno:

- 2 yemas de huevo.
- 200 ml. de leche condensada.
- El zumo de 3 limas.

¡Al lio!:

Engrasamos bien los moldes de las tartaletas y empezamos con la masa:

Tamizamos la harina y la sal. Añadimos la mantequilla fría en dados. Con los dedos empezamos a pellizcar la mantequilla y mezclamos con la harina. A medida que se mezclen, vamos dejando caer los ingredientes desde lo alto. Aunque tardará un buen rato, la masa empezará a parecer migas de pan.

Cuando la harina se haya mezclado bien con la mantequilla, añadimos una cucharada de agua fría y removemos con un cuchillo de metal para que se mantenga fría.

La masa empezará a tener consistencia; pooor fin empezará a parecer una masa. Formamos una bola y la cubrimos con film. La metemos en la nevera, por lo menos una hora.

Pasado este tiempo, sacamos de la nevera y dividimos la masa en seis partes iguales. Enharinamos la superficie donde vayamos a trabajar y con el rodillo bien enharinado estiramos la masa. Cubrimos las tartaletas y cortamos la masa sobrante. Ponemos sobre ellas un trocito de papel de hornear y encima unos garbanzos ( o cualquier otra legumbre para que haga peso y no suba la masa) y metemos en el horno 15 minutos.


Para el relleno:

Batimos las yemas hasta que estén blanquecinas. Añadimos la leche condensada y el zumo de las 6 limas; removemos bien. Repartimos la mezcla entre los cuatro moldes con las bases ya semihorneadas y llevamos al horno otros 15 minutos,

Dejamos enfriar sobre la rejilla y metemos en la nevera al menos 6 horas. Decoramos al gusto.

Este postre es ideal para dejarlo hecho el día de antes y luego poder disfrutarlo bien fresquito. ¡Están buenísimas!!! Eso, sí, son ácidas de morirse, así que si no os gusta el limón o la lima... no os las recomiendo. Eso sí, siempre podéis combinarla con el zumo de frutas que más os guste.


Y con esto y unas tartaletas (que no un bizcocho) me despido hasta septiembre. ¡Espero que sigáis todos ahí!! y que paséis un ¡muy, muy, buen veranito!!! Yo, prometo contaros el mio. ¡A la vuelta!!


Besazos a mogollón:



Eva.

domingo, 21 de julio de 2013

Cheesecake de crema de orujo con gelatina de café...¡y más orujo!


Fresca, fácil y ¡sin complicaciones de horno! ¿Qué más se le puede pedir a una tarta?
Pues, ¡qué esté buena! ¡También lo cumple!! Así que yo, de momento, la considero la tarta perfecta para un día de verano, con su sol, su piscina, su paella y su postre.

Porque, ¿qué sería del verano sin estos días? En los que te reúnes con tus mejores amigos y disfrutas del sol, de la piscina, de la buena comida... Y te relajas para toda la semana. Los niños a su aire (en remojo to el día) y los mayores a lo nuestro: que si una cervecita por aquí, que si un bañito por allá... Y así hasta la hora de la paellita (padeciendo to el día).


Yo, que tengo unos amigos estupendos, con una estupenda casita con piscina, disfruto junto con mi familia de muchos días de estos. Y claro, ya que ellos te lo ponen tan fácil, que menos que llevar un postre en condiciones. Y como que, con este calorazo que hace, nadie se atreve, primero, a encender el horno y segundo, a transportar una tarta con nata o cremas similares a más de un minuto y medio de casa (más que nada por el miedo a que se convierta en un bizcocho con salsa o algo parecido), hay que optar por otras cosas más fresquitas y con posibilidad de congelarse. ¡Ole! Así no nos estresamos si tenemos que transportarla. De hecho, yo la congelé y llegó en perfecto estado. Luego, la dejamos en la nevera hasta la hora ce comerla y estaba de muerte. 


Pues eso, ¿qué mejor forma de enlazar esa paella, con el café (y lo que venga después) que este postre? Y de paso quedar superbién con nuestros amigos sin morir deshidratados en nuestra cocina... Eso sí, hay que tener en cuenta que es para mayores de 18, porque como no lleva horno, el alcohol no se evapora.

A mi, desde luego, ¡no se me ocurre otra mejor!.

La receta es del blog: Recetas de cocina del señor señor. Él utiliza queso mascarpone y no le pone orujo a la gelatina, pero es que yo, no tenía queso mascarpone. Y la verdad es que, a mi amiga y a mi, nos gusta bastante el orujo... ¡Ole! ¡ole! ¡alegría de verano!!.


Bueno, venga, os pongo ya la receta:

Ingredientes para un molde de 18 cm de diámetro:

Para la base de galleta:
  • 12 galletas digestivas
  • 75 gramos de mantequilla derretida.
Para la crema de queso y orujo:
  • 250 ml. de nata para montar
  • 250 gramos de queso crema.
  • 150 ml. de crema de orujo
  • 100 gramos de azúcar
  • 1 yogur griego
  • 5 hojas de gelatina 
  • 15 ml. de leche caliente para disolver la gelatina

Para la gelatina de café:
  • 125 ml. de café expreso.
  • 125 ml. de crema de orujo.
  • 1 cucharada de azúcar
  • 2 hojas de gelatina

¡Al lio!!


Para la base de galletas:

Troceamos las galletas y ponemos en el vaso picador de la batidora. En el caso de que no lo tengamos, metemos las galletas en una bolsa y golpeamos con el rodillo como si no hubiera mañana hasta que quede un polvo fino. Aclaración:
- lo del vaso de la batidora es supercómodo.
- lo del rodillo es superrelajante. ^-^.
Derretimos la mantequilla en el microondas y mezclamos todo. Ponemos en la base del molde y aplastamos bien. Metemos en la nevera más o menos una horita.


Para la crema de queso y orujo:

Hidratamos la gelatina durante 3 minutos. Calentamos la leche y disolvemos la gelatina en ella. En un bol mezclamos el resto de ingredientes, y le agregamos la leche con la gelatina. En otro bol, montamos la nata. Cuando la tengamos, se la añadimos a la mezcla anterior con la ayuda de una cuchara metálica y con movimientos envolventes hasta que esté totalmente integrada. Volcamos la mezcla encima de la base de galletas y metemos en la nevera al menos 4 horas.


Para la gelatina de café y orujo:

Ponemos a calentar en un cazo, el café y el orujo con el azúcar, hasta que se disuelva el azúcar. Retiramos del fuego y le añadimos la gelatina hasta que se deshaga completamente. Dejamos templar y lo volcamos encima de la crema de queso y orujo. Metemos en la nevera al menos 4 horas más. Pasado este tiempo, desmoldamos, pooooor fín (con sumo cuidado) y ¡engullimos con desenfreno!!.


Es una tarta fresquita y ligera, ideal para tomar de postre después de una buena comida. En este caso, como buenos valencianos que somos, una buena paella.

A mi, la gelatina de café y orujo se me mezcló un poco con la crema de orujo. Lo ideal sería hacer un día la crema de orujo, al día siguiente la gelatina y al otro desmoldarla. Creo que la próxima vez la haré así y evitaré sustillos al desmoldarla...


Espero que la hagáis y la disfrutéis tanto como nosotros lo hicimos.

Besazos a mogollón:

Eva.



domingo, 14 de julio de 2013

Cookie gigante para la dieta mediterránea.


Si es que esto no puede ser. Una le pone ganas, lo intenta, planifica los menús; pero nada señoras y señores, ¡no hay manera!

Con los niños en casa, adiós a la dieta mediterránea. Bienvenida dieta veraniega infantil y claro, eso, yo lo puedo aguantar, uno, dos, y hasta tres días. Pero luego, o saco el mazo y me pongo a repartir, o me toca hacer dos comidas diarias...

Y como que todos los días no estoy yo por la labor de cocinear a tuti pleni; y lo de sacar el mazo, no acaba de estar bien visto, pues tengo que recurrir al chantaje. Que le vamos a hacer, soy una madre debil...


Total que el trato, es el siguiente: ellos un día o dos comen lo que yo quiera y yo les hago un superpostre...
A lo que ellos contestan: ¿un superpostre?, peeero, ¿cuál??

Si, si, no os creáis que se conforman con cualquier cosa. Nooooo, los niñ@s de hoy, son exigentes, oigan. Aunque es normal, han crecido en la era de los postres de Kit kat, M&N y ¡natillas de oreo! Yo, si mi madre me compraba una copa Dalky, ¡daba saltos de alegría por todo el hiper!!

Pero, a lo que iba, que me despisto... Pues eso, que no les vale cualquier cosa... Así que tuve que pensar que podría sorprenderles y, de repente, se me ocurrió:


¿Os acordáis del postre de ese restaurante que os gusta tanto???. ¿Os acordáis de que en el libro de Alma Obregon ( "Objetivo tarta perfecta") viene ese postre???.

Y ¡si!!! ¡si!!!  ¡si!!!!! Sus caras se transformaron. Y cuando ya les dije que  le añadiríamos helado y salsa de chocolate, sus ojillos parecían platillos voladores. Jajaja.

Así que, chantaje conseguido y supercookie de postre. ¡Viva la república independiente de mi casa!! Que aquí cada uno hace lo que puede, ¿no?

Si queréis uniros al chantaje veraniego y no morir de indigestion de comidas estivales sólo aptas para menores (o lo que es lo mismo: macarrones con atún y tomate, tomate con atún y macarrones, o atún con macarrones y tomate) aquí tenéis la receta de la ¡supercookie gigantesca!!!


Receta del libro de Alma Obregon "Objetivo tarta perfecta", con algunas variaciones.

Para una sartén de hierro, o un molde de 20 cm (yo usé una sartén -paellera- de 22 cm y para mi gusto se quedó un poco pequeña).

- 115 gr. de mantequilla.
- 1 huevo.
- 200 gr. de azúcar moreno.
- 1 cucharadita de levadura.
- 75 gr. de chips de chocolate.
- 75 gr. de chocolate negro en trozos grandotes.
- 1 cucharadita de pasta de vainilla.

Alma utiliza también mantequilla de cacahuete y un puñado de nueces, pero yo no le puse ninguna de las dos.

Calentamos la mantequilla en nuestra sartén o en un cazo. Yo utilicé la sartén, pero tuve que cambiar después a un bol porque no me cabían todos los ingredientes. Cuando se haya derretido, retiramos del fuego. Incorporamos el azúcar y removemos bien. Añadimos el huevo batido con la pasta de vainilla. Mezclamos con la espátula. Incorporamos la harina, tamizada con la levadura. Finalmente, añadimos los chips de chocolate y el chocolate troceado. Mezclamos bien. Extendemos la mezcla por toda la sartén o transferimos al molde engrasado.


Horneamos 15/18 minutos. (y aquí tengo que hacer una aclaración: no pone temperatura de horno y yo lo puse a 180º, pero se me quemó un pelín, así que lo pondría a 160/170º). Hasta que esté bien dorada pero blandita por dentro (luego se endurece). La dejamos templar un poco y la servimos acompañada de ¡helado y sirope!!!! ¡Toma ya!!.


A pesar de que se me chamuscó un poquillo, estaba buenísima. Y se hace en un periquete. Me parece que va a ser uno de los postres estrella de este verano (con chantaje incluido, claro).

Besazos a mogollón:

Eva.







domingo, 7 de julio de 2013

Piña colada layer cake y divagaciones varias.


Piña colada... Ayns... sólo el nombre ya te hace divagar...

Yo, es que, es oír piña y colada (no la de la ropa ¿eh?, que esa es oírla y entrarme ganas de salir corriendo) y pensar en palmeras, playas cristalinas y cócteles a tuti-pleni...


Me diviso a mi misma, bajo la palmera; en una tumbona, de esas que dan ganas de quedarse a vivir en ellas; con mis gafas de sol, de esas que te hacen parecer interesante; con mi pamela, también de esas, que no molestan cuando te tumbas y quedan monísimas (no como las que yo me compro todos los años en los chiringos de souvenirs que no hay manera de mantenerlas en su sitio y que es apoyar la cabeza en la toalla -porque de tumbona ni hablamos- y clavársete por to los sitios); y pidiéndole al camarero (si, también a uno de esos morenazos que salen por la tele y que deben de vivir en ella, porque en las playas reales ¡no se les ve!), una piña colada... ¡Aaaaaaaaayyyyyyyyynnnnnnnnnsssssssssss!!. Y yo, monísima con mi pamela, mi tumbona, mis gafas, mi piña colada, y el camarero morenazo sonriéndome...


Y, de repente, cuando estoy metida de lleno en mi divagación, viene uno de mis hijos y así, sin miramiento ninguno, ni aviso previo ni na, de un manotazo me devuelve a la relidad. ¡Mamaaaaaaa!!!!, ¡mamaaaaaaaaaaaaaaa!!!! Y ya no hay palmeras, ni tumbona, ni pamela, ni gafas, ni morenazo... Pero eso sí, ¡sin piña colada no me quedo!!! Y además en una versión inmejorable, ¡layer cake!! ¡A por ella!!.

La receta del bizcocho es delblog cocinerando. Tiene unas cosas...Ummmm, me encanta, sus recetas y su estilo. Daos un paseito por él, que os va a gustar mucho.

- 300 gr. de harina.
- 180 gr de azúcar.
- 3 huevos.
- 1 yogur de coco.
- 50 gr. de coco rallado.
- 80 ml de aceite de girasol (yo usé de repostería).
- 40 ml de almíbar de piña (yo usé el de la lata).
- 20 ml. de ron añejo.
- 5 rodajas de piña en almíbar (yo usé en su jugo, ya sabéis que soy de poco dulce extra).
- 1 sobre de levadura.


Para el relleno:

- 400 ml. de nata  con más del 35% de materia grasa.
- 250 ml. de queso mascarpone.
- 250 ml. de queso cremoso.
- Azúcar glas al gusto.
- 2 cucharadas de mermelada de piña (yo usé la de La Vieja Fábrica, que me encantaaa).
- 2 cucharadas de ron.
- 2 cucharadas de coco rallado.
- 1 hoja de gelatina neutra.


Para el almíbar de piña:

- 60 ml. del jugo de la lata de piña.
- 30 ml. de ron.


Para decorar:

- 400 ml. de nata fría con más del 35% de materia grasa.
- Colorante en gel amarillo.
- Rodajas de piña en almíbar.
- Mermelada de piña.
- Azúcar glas al gusto.
- 2 cucharadas de harina de maíz.
- 1 cucharada de coco rallado.
- Un chorreoncito de ron (alegría, alegría).
- Un poquito del jugo de la piña.
- Un poco de coco rallado.

¡Al lio!

Preparamos los moldes. La receta es para dos moldes de 18 cm. Y precalentamos el horno a 180º.


Para el bizcocho:

Batimos los huevos con el azúcar y el almíbar 2 o 3 minutos a velocidad media. Añadimos el yogur, batimos e incorporamos el aceite y el ron en hilo sin dejar de remover.

Trituramos la piña y la añadimos junto con el coco rallado. Batimos.

Por último, volcamos la harina (mezclada con la levadura y tamizada) y batimos hasta que esté integrada.

Repartimos la mezcla en los moldes y metemos en el horno. Ya os digo que ¡huele de maravilla!!! Tal cual como una piña colada.


La mousse:

Ponemos a hidratar la gelatina en un vaso con agua fría 2 minutos.

En un cazo ponemos la nata, los dos quesos, el azúcar, la mermelada de piña, el coco y el ron. Removemos hasta que esté todo bien mezclado. Retiramos del fuego, escurrimos la hoja de gelatina y se la añadimos. Removemos bien hasta que esté completamente disuelta. Dejamos templar y metemos un ratito en la nevera, hasta que coja un poco de consistencia.


El almíbar:

Mezclamos el jugo de la piña con el ron y ¡listo!!


La decoración:

Vertemos la nata bien fría en un bol (si podéis meterla 5 minutos antes en el congelador, mejor) y empezamos a batir. Cuando empiece a montar, le vamos añadiendo el azúcar, poco a poco, y el colorante. Seguimos batiendo hasta que este completamente montada.

Montamos nuestro cóctel ¡Ole!.

Cortamos los dos bizcochos por la mitad.

Colocamos uno en el plato en que vayamos a montar la tarta. A continuación, cogemos el aro del molde que hemos utilizado para hacer los bizcochos y lo metemos dentro, cerramos el molde y forramos con papel de acetato (lo podéis encontrar en cualquier papelería).
Rociamos el bizcocho con el almíbar de piña y ron. ¡ Oooooooooooole!! Sacamos la mousse de la nevera y vertemos una buena capa por encima (yo he utilizado un cazo grande y he puesto dos cazos por capa de bizcocho). Ponemos otro bizcocho y vamos repitiendo la operación hasta el último. No os preocupéis si sobresale el relleno por las paredes de la tarta, luego quedará todo cubierto.














La metemos en la nevera 4 horas mínimo. Mejor toda la noche.

Vale, y ahora viene lo superchungo: ¡desmoldarla!! Yo, no sé vosotr@s, pero cada vez que tengo que hacer una tarta de queso o una de mousse, me estresa mogollón la hora de desmoldarla...
Bueno, pues eso, sacamos la tarta de la nevera y con extremo cuidado desmoldamos. Si nos sale bien, es obligado dar unos saltitos y unos giros en la cocina. ¡Incluso estaría bien darnos unos cuantos besos nosotras mismas!! 

Cogemos la nata montada y vamos cubriendo con ella toda la tarta. Con una buena capa, ¿eh? Cuando la tengamos totalmente cubierta, la metemos en la nevera unos 30 minutos.

Mientras tanto, ponemos a calentar la mermelada de piña (yo calenté toda la que me sobró de bote; ¡ale, pa que no falte!!) junto con la harina de maíz, el coco, un poco de jugo y el chorreon de ron, ¡ole! Removemos hasta que esté completamente integrado, calentamos un par de minutos y retiramos del fuego. Dejamos atemperar.



Sacamos la tarta. Si quereis, con la ayuda de la manga pastelera y una boquilla redonda, le podemos hacer los bordes para que no se derrame la salsa. Vertemos la salsa de piña por encima  y ¡nos la zampamos!!!!


La verdad, que esta tarta ha sido todo un reto y me he probado a mi misma que se puede ir improvisando sobre la marcha. Y que de los errores se aprende y, hasta hay veces, que salen cosas estupendas como estas, porque tengo que confesar que la mousse de piña no iba a ser tal, peeero salió así y creo que fue todo un acierto, porque le aporta frescor a la tarta.


Y nada, ya os dejo, hasta la semana que viene. Voy a ir a por un trocito de mi layer cake de piña colada y me voy a poner a divagar en el sofá: playas cristalinas... piña colada... camareros morenazos... pamelas estupendas...palmeras inclinadas...


Besazos a mogollón:

Eva.