sábado, 23 de noviembre de 2013

Layer cake de expreso, chocolate y nueces con Miguel Bosé.



Morena mía, si esto no es felicidad, que baje Dios y lo vea; y aunque no se lo crea, esto es gloria...
 
Si, lo reconozco, ¡soy fan de Miguel Bosé! ¡Si señor! Soy de esas que va a sus conciertos y canta hasta morir todas sus canciones. De esas que, en ese momento taaaan grande en que Miguelito toca el escenario, empieza a chillar como una poseída todo lo que se le pasa por la cabeza.
 
¡Siiiii!!! ¡Me encanta! ¡Me pirra! ¡Me vuelve completamente loca!!! Y no a mí sola, no. Mi amiga Mari es igual o peor que yo....  Y allá que vamos las dos, como si de quinceañeras se tratara, empujando a todo quisqui viviente para ponernos en primera fila en todos sus conciertos. Llegamos, nos posicionamos y lo damos todo. Literalmente.


Y salimos de allí jurando y perjurando en hebreo y arameo, y poniendo a Dios por testigo tal cual Escarlata Ojara, que jamás volveremos a saltar en un concierto y, menos aún, con un cubata/cerveza o cualquier bebida en la mano.
 
Es así, igual que subimos hasta el paraíso luego bajamos hasta el infierno y recordamos de golpe el porrón de años que ya tenemos. Pero, ¡qué nos quiten lo bailao, lo chillao y lo bebio!! Y, por supuesto, el ver a Miguel Bosé en concierto, que eso, señoras y señores, no tiene precio.

 
Claro, que estaréis pensando: si, bien, eres fan de Miguel Bosé. ¿Y?? ¿Qué tiene eso que ver con la receta?.
 
La verdad, verdadera, nada en absoluto.
 
Lo que pasa es que como estoy más loca que una cabra montesa, al ver café me he acordado de mi Miguelito (el de casa no, el que canta) y de su "morena mía, que nadie como tú me sabe hacer ca-fé".

 
Si, estoy fatal, lo sé... Así que antes de que empiece a divagar más de lo debido, vamos con la receta que nos incumbe:
 
Para el bizcocho. Del libro de Marian Keyes 'Salvada por los pasteles'.
 
- 50 gr. de mantequilla.
- 80 ml. de leche entera.
- 1 taza de expreso frío.
- 2 huevos.
- 225 gr. de azúcar.
- 100 ml. de aceite de girasol.
- 100 gr. de nueces picadas.
- 200 gr. de harina.
- 50 gr. de cacao en polvo sin azúcar añadido.
- 1/2 sobre de levadura en polvo.
 
Precalentamos el horno a 180º y engrasamos dos moldes de 15 cm.
 
En un cazo derretimos la mantequilla con la leche y el expreso. En un bol, batimos los huevos con el azúcar hasta obtener una mezcla espumosa. Agregamos la mantequilla con el café y la leche a esta mezcla. También el aceite de girasol. Vamos incorporando la harina tamizada con el cacao y la levadura. Por último, echamos las nueces troceadas y removemos.

 

Repartimos la masa en los dos moldes y horneamos unos 25 minutos o hasta que al clavar el pincho salga limpio.

Dejamos templar los bizcochos, desmoldamos y ponemos sobre una rejilla hasta que estén completamente fríos. Envolvemos en film transparente y reservamos en la nevera hasta que vayamos a usarlos.


Para el mascarpone de café.

- 4 sobrecitos de café instantáneo.
- 500 gr. de queso mascarpone.
- 65 gr. de queso crema.
- 125 gr. de azúcar glas.
- 200 ml. de nata con más del 35% de materia grasa.

El día antes de montar la tarta ponemos a calentar la nata con dos sobres de café hasta que se disuelvan bien. Retiramos del fuego, dejamos que se enfríen y tapamos con film transparente de manera que toque el líquido, y metemos en la nevera hasta el día siguiente.

Batimos el queso con el café, añadimos la nata fría previamente mezclada con el café  y seguimos batiendo. Incorporamos el azúcar poco a poco. Una vez que que tenga una consistencia dura dejamos de batir. Guardamos en un recipiente y refrigeramos una media hora.

¡Y montamos!
 
Cortamos y nivelamos los bizcochos de modo que nos queden cuatro de la misma medida. Rellenamos con el mascarpone. Primero, ponemos la capa tapa migas muy fina. Metemos en la nevera una media hora y, entonces, ¡le ponemos una buena capa de crema de café por todos los sitios!.


Para las hojas de fondant:

Hacer este tipo de decoración es muy sencillo. Sólo necesitamos unos cortadores de hoja con expulsor y fondant del color que queramos (yo en este caso utilicé uno con sabor a chocolate que está increíblemente bueno).

Hacemos una bola del tamaño de una mandarina con el fondant. Rociamos azúcar glas sobre la superficie que vallamos a trabajar y amasamos con ayuda de un rodillo hasta que nos quede más o menos de un grosor de 1mm.

Cogemos el cortador que vayamos a utilizar y presionamos unos segundo sobre el fondant para quede grabado el dibujo. Levantamos y volvemos a presionar para que caiga nuestra hojita. Dejamos secar las hojas un día y ¡listo!.



Para la decoración:

Simplemente necesitamos una cucharita pequeña y con la parte curva vamos dibujando unos pequeños semicírculos en direcciones contrarias y sobreponiendo unos encima de otros.



Ya sabéis que me pirra el café, así que la tarta me ha encantado: ¡está tremenda! El bizcocho es muy jugoso y a lo que más sabe es a chocolate. A mí, encontrarme las nueces por el bizcocho me ha encantado, pero si lo preferís podéis triturarlas más. El remate lo da el mascarpone de café. Si sois cafeteros/chocolateros como yo, os la recomiendo al 100%.


Besazos a mogollón.
 
Eva.


sábado, 16 de noviembre de 2013

Bundt cake marmolado


¡Mi primer bundt cake!¡Ole!.

No voy ha decir las ganas que tenía de hacerlo, porque pensaréis.... Siiií, Eeeeva, las mismas que tenías de hacer la cheesecake de oreos, las mismas que tenías de hacer los mini donuts de canela, las mismas que tenías de hacer una naked cacke... ¡Las mismas que tienes de todo Eva!!.


¡Y siiiiiiiii! T_T ¡Es verdad! Pero en serio, ahora de verdad, de verdad de la buena,  ¡no sabéis las ganas que tenía de hacer un bundt cake! Palabrita del niño Jesús.

La razón más poderosa por la que todavía no había hecho un bundt cake, mayormente era que no tenía molde de bundt cake porque son megacaros y yo soy megapobre T_T.


Pero gracias a Dios existe Lidl (la calidad no es cara) y en una de sus ofertillas encontré este molde que era muy asequible a mi bolsillo. Y oye, que vale, no es tan bonito y grande como los que se ven por ahí... pero que queréis que os diga, ¡a mí me ha encantado como ha quedado!


Y como estrenar mi querido molde requería de una receta de Champions League, he vuelto a las andadas.... y siiiiii, ¡lo he hecho!!!: ¡he vuelto con Peggy!!!!! Y como siempre que la he necesitado, mi Peggy ha dado la talla.

¡Vamos con la receta!

Para el bizcocho:

- 250 gr. de mantequilla a temperatura ambiente.
- 250 gr. de azúcar.
- Una pizca de sal.
- Las semillas de una vaina de vainilla.
- 5 huevos medianos.
- 250 gr. de harina con levadura, tamizada.
- 25 gr. de cacao en polvo.
- Colorante líquido rosa.
- Azúcar glas para espolvorear.

Para el almíbar:

- 150 ml. de agua.
- 150 gr. de azúcar.

¡Al lio!

Precalentamos el horno a 175ºC.

Ponemos la mantequilla, el azúcar, la sal y las semillas de vainilla en un bol y batimos hasta que la preparación blanquee y esté esponjosa.

Batimos ligeramente los huevos en otro cuenco y los añadimos poco a poco a la mezcla anterior sin dejar de batir. Por último, incorporamos la harina tamizada.

Dividimos la masa en tres partes iguales. Mezclamos la primera con un poco de colorante rosa. La segunda con el cacao y la leche. La tercera la dejamos tal cual.

Vertemos la masa rosa en el fondo del molde, seguida de la de chocolate y la natural.




Para "marmolear", removemos cuidadosamente las tres preparaciones con un tenedor o espátula. Horneamos una hora aproximadamente, dependiendo del horno y del molde. Si utilizamos un molde hondo, el bizcocho tardará más tiempo en cocerse. Para comprobar si el bizcocho está cocido, podemos insertar un cuchillo en el centro del bizcocho, este debe salir limpio.

Mientras preparamos el almíbar. Vertemos el agua y el azúcar en un cazo y llevamos a ebullición. Cocemos a fuego lento hasta que el azúcar se haya disuelto. Dejamos enfriar ligeramente.


Una vez hayamos horneado el bizcocho, lo dejamos reposar unos 10 minutos fuera del horno. Utilizando un pincel de silicona, remojamos la superficie con el almíbar mientra todavía está caliente; esto permite que el almíbar se absorba con más rapidez. Si la superficie no nos ha quedado nivelada, la nivelamos con ayuda de un cuchillo antes de desmoldar.

Una vez templado, retiramos del molde y lo dejamos enfriar por completo en una rejilla.


Espolvoreamos la superficie con azúcar glas antes de servirlo a temperatura ambiente.

¡Y listo! Si no tenéis molde de bundt cake podéis hacerlo en cualquier otro, of course, pero la verdad es que la versión bundt mola.


Besazos a mogollón.

Eva.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Naked cake de vainilla y frutos del bosque... y otra adicción más...




Los frutos rojos me encantan.
 
Soy capaz de comerme una cesta llena de moras, frambuesas y arándanos en menos que canta un gallo.
 
Cuando era pequeña, cada vez que mis padres me llevaban al campo, me dedicaba a recorrerme todos los caminos hasta que encontraba una morera y me zampaba  todas las moras que había en ella. Así, sin pensármelo siquiera. Y volvía con mis consanguíneos con las manos pringosas y la boca morada a más no poder. Y con más de un arañazo de mis aventuras en los zarzales...


Y al cabo de los años sigo siendo igual:
 
- Que me voy de vacaciones y veo una morera: Miiiguel, para, ¡para!, ¡paaaaara!!!!, ¡moras!!!! Y Miguel, para... Para porque me conoce y porque sabe que si para y cojo mis moras, le perdonaré todos sus defectos el resto de mi vida (o al menos eso le hago creer).
 
- Que me voy al camino de Santiago: recojo todas las moras habidas y por haber en cada etapa y me pongo morada (valga la redundancia). Y a mi paso por las aldeas le compro frambuesas a toda aldeana que se tercie.
 
- Que voy al chalet de mi suegro: Paaaaaco, ¿vamos a ver si hay moras? Y, a pesar de que el pobre hombre sabe de sobra que ya no queda ni una, allá que me lleva a mí a por moras y lucha contra zarzas y matorrales tipo Indiana Jones en su última cruzada hasta que me consigue las dos últimas tristes moras que quedan en toda la zarza.


TOTAL, que resumiendo, hacia ya mucho tiempo que no trasteaba yo con frutos del bosque en general, y con frambuesas y moras en particular (de los arándanos no hace tanto). Así que, ¡a frutear se ha dicho!
 
El bizcocho:
 
La receta es del libro de Alma Obregón "Objetivo tarta perfecta", un poco tuneada.
 
Para dos moldes de 18 cm.
 
- 200 ml. de aceite.
- 200 gr. de azúcar.
- 200 gr. de harina.
- 2 cucharaditas de levadura.
- 4 huevos.
- 1 cucharadita de extracto de vainilla.
- Un puñado de moras.
- Un puñado de frambuesas.
- Un puñado de arándanos.
 
Precalentamos el horno a 180 ºC y engrasamos los moldes.
 
Batimos el aceite, el azúcar y los huevos. Incorporamos la harina y la levadura tamizadas y batimos a velocidad baja. Añadimos el extracto de vainilla y mezclamos hasta que la masas sea homogénea. Añadimos los frutos rojos previamente enharinados y vertemos en los moldes. Horneamos 25/30 minutos.
 
Para el relleno y decoración:
 
- 250 gr. de queso mascarpone.
- 60 gr. de queso para untar.
- 100 gr. de azúcar glas.
- 200 ml. de nata fría con más del 35% de materia grasa.
- 2 cucharadas de gelatina de frambuesas.
- Frutos del bosque.
 
Batimos los dos quesos junto con el azúcar. Incorporamos la nata, batimos y añadimos las dos cucharadas de gelatina hasta que monte y tenga una apariencia consistente. Reservamos en la nevera hasta que la usemos.
 
¡Y montamos!


Cortamos los bizcochos en dos partes iguales y rellenamos  cada piso con la crema mascarpone a tuti pleni hasta la última planta. Decoramos con más frutos del bosque y ¡ole!, ¡ya la tenemos!.


Ya le tenía yo ganas a una tarta de estas: ¡desnuda vamos! Y la verdad es que me ha encantado (siempre he sido muy liberal yo...) y a los comensales también (también han sido muy liberales siempre...).


Besazos a mogollón:


Eva.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Cheesecake de oreos porque yo lo valgo!


¡Sí señor! ¡Por que yo lo valgo! Y es que, cada vez que veía esta receta en algún libro, en algún blog o en algún sitio fuera el que fuese, siempre pensaba: ummm, cuando tenga una ocasión especial haré esta cheesecake de oreo tan tremendamente buena y taaaan tremendamente adictiva.


Y yo espera que te espera, a ver si viene de una vez la dichosa "ocasión especial", pero nada, que no había manera. Cuando venía alguien a cenar resultaba que no le gustaba el chocolate... Si íbamos a algún sitio nosotros, resultaba que preferían una megatarta...


Total, que ya estaba superharta de ver la dichosa cheesecake de Oreos por todas partes y ¡yo, sin hacerla!! ¡ESTONOPODÍASEGUIRASÍ!!!!.

Así que, este fín de semana y a pesar de que todavía nos salen los dulces hallowenenses por las orejas, he decidido hacer la cheesecake de Oreos y punto pelota. He dicho.

Y ha quedado ¡taaaaaaaaaan mona!!!, que dan ganas de no comérsela. Pero ya os digo que esas ganas se pasan nada más que la pruebas, porque ¡oh my good!! ¡Está de vicio!!.


Mientras me la comía sólo podía pensar en cómo había podido sobrevivir 36 años de mi vida (vamos, literalmente los que tengo) sin ella y que tenía que recuperar el tiempo perdido a menos tres.

La superreceta es del blog con las zarpas en la masa, ¡qué es una pasada! Os recomiendo que no dejéis de visitarlo.

- 300 gr. de galletas oreo.
- 300 gr. de queso de untar + 75 gr. para la base.
- 100 gr. de azúcar glas.
- 200 ml. de nata con más del 35% de materia grasa fria.
- 100 ml. de leche.
- 6 láminas de gelatina neutra.

Empezamos quitando la nata de las galletas y reservándola. Picamos todas las galletas menos 12 mitades. A las que hemos picado les añadimos los 75 gr. de queso y mezclamos bien hasta obtener una masa homogénea. Cogemos un molde de 18 cm. y lo forramos con esta masa. Refrigeramos.

Ponemos a hidratar la gelatina en agua fría.

Calentamos la leche en el microondas y deshacemos la gelatina en ella. Dejamos templar.

Batimos el queso junto con la nata de las galletas y el azúcar. Troceamos las mitades que hemos reservado y se las añadimos junto con la leche templada.

Montamos la nata y la añadimos con movimientos envolventes a la mezcla anterior. Volcamos en el molde sobre la base de galletas y refrigeramos toda la noche.

Yo, el molde lo he forrado con papel de acetato que podéis encontrar en cualquier papelería y nos facilita mucho la vida a la hora de desmoldar estas tartas.


¡Y ya está! Más fácil imposible !Y de buena de morirse! ¿Qué? ¿Os animáis a hacerla? Si lo hacéis, por favor, contádmelo.


Besazos a mogollón:

Eva.