Por una cosa o por otra, parecía que nunca iba a llegar el día adecuado para prepararlo, pero ¡pooooor fin lo hice!
Ha sido una semana muy movidita...
Muchos acontecimientos y muchos sentimientos a flor de piel.
Rematando con una inmensa alegría y varias celebraciones. Con el buen sabor de boca que deja que algo o, como en este caso, varias cosas, ¡salgan bien! ¡Ole, ole y ooole!!!
Así que no lo pensé más, no tenía ninguna duda. Era la "gran ocasión" para hacer un cheesecake, el tradicional, el de siempre: ¡el New York cheesecake!! Además, mientras llega la ocasión de viajar a la gran manzana, tendremos que consolarnos con esta delicia...
¡Vamos con ella!
La receta es del libro de Alma Obregón "Objetivo tarta perfecta".
Para un molde desmontable alto de 18 a 20 cm de diámetro
La base:
- 170 g de galletas tipo maría, graham o digestive.
- 45 g de azúcar.
- 95 g de mantequilla.
Para el relleno:
- 800 g de queso philadelfia.
- 160 g de azúcar.
- 2 cucharadas de harina.
- 4 huevos talla M.
- 65 ml de nata para montar.
- 1 cucharadita de vainilla en pasta.
Para la salsa de fresas (podéis utilizar lo que queráis: frambuesas, arándanos...):
- 300 g de fresas.
- 70 g de azúcar.
- 2 cucharadas de maicena.
Precalentamos el horno a 180 ºC y engrasamos nuestro molde.
Trituramos las galletas hasta que parezcan pan rallado. Las mezclamos con la mantequilla fundida y el azúcar. Cubrimos la base del molde y los laterales hasta, al menos, unos 3 cm de altura y lo metemos en la nevera para que se endurezca.
Batimos el queso con el azúcar y la harina hasta que la mezcla sea homogénea. Incorporamos los huevos, uno a uno, y añadimos la nata y la vainilla. Mezclamos bien y rellenamos el molde. Horneamos durante 15 minutos a 180 ºC y después a 120 ºC durante 60/70 minutos o hasta que la superficie se haya cuajado y sólo quede el centro un poco húmedo.
Cuando esté a temperatura ambiente, pasamos un cuchillo por los bordes entre el molde y la tarta (sin desmoldar, sólo para quitar tensión y que no se agrieten) y la metemos en la nevera durante al menos 6 horas (o mejor aún, toda la noche).
Para la salsa, calentamos a fuego lento todos los ingredientes en un cazo, removiendo hasta que las fresas se hagan puré. Dejamos enfriar y servimos sobre la tarta.
Truco: esta tarta ha de conservarse en la nevera, pero gana mucho si la sacáis al menos 30 minutos antes de consumirla, para que esté a temperatura ambiente.
¡Y a disfrutarla! Nosotros lo hicimos ¡Y mucho!
Besazos a mogollón.
Eva.